El sector calzado riojano se vuelca con la ayuda humanitaria para los afectados por la guerra en Ucrania

Ayuda humanitaria a Ucrania

            Numerosas empresas socias del CTCR-Aiccor han mostrado estos días de atrás su voluntad en pro de los más desfavorecidos de la guerra de Ucrania. Ante las peticiones de ayuda, el sector calzado riojano no ha tardado ni un instante en movilizarse y aportar su granito de arena, enviando calzado de todo tipo y con la esperanza de poder ayudar a aquellos que están atravesando una situación tan extremadamente difícil.

Así, varias marcas han seleccionado parte de su stockaje para llenar camiones y hacerlos llegar todo lo más ágil y cerca que se pueda de la frontera. El CTCR-Aiccor ha hecho de portavoz en este caso para el colectivo de ucranianos con residencia en Arnedo, que solicitaron su más humilde ayuda a la organización Cáritas Parroquial, quien actúo de intermediaria de esta solicitud de colaboración para la recaudación y donación de botas, zapatillas y calzado diverso.

En palabras del Director Gerente del CTCR y Secretario de Aiccor, Javier Oñate, “debemos agradecer la predisposición y respuesta del sector, que una vez más ha demostrado su voluntad altruista; gracias a todas las empresas donantes, que han aportado lo que buenamente han podido. Nuestro deseo máximo es que no haya que volver a gestionar más recogidas, pues ello serán buenas noticias por el fin del conflicto bélico”.

Una industria alterada

Y es que, la preocupación por la guerra entre Rusia y Ucrania llega también hasta España, en concreto, hasta el sector del calzado. Esto se debe a que el conflicto entre ambos países puede desencadenar una debacle en el mercado ruso y, en consecuencia, en los mercados internacionales. Y es que Rusia es uno de los países que más calzado español compra, ocupando el número 12.

Las exportaciones podrían verse afectadas y provocar un importante sobresalto económico en este sector. El año pasado, las exportaciones a Rusia de las empresas españolas de calzado ascendieron a 37,5 millones de euros, lo que representa un 15% más que las cifras registradas en el mismo periodo de 2020, un año, recordemos, marcado por la pandemia.
Ucrania, por su parte, también es un país que genera grandes beneficios al sector del calzado español. En este país, las exportaciones de calzado en 2021 se situaron en 5,1 millones de euros. Respecto a 2020, las ventas de zapatos habían crecido un 27%.
Una de las primeras consecuencias, por tanto, del conflicto bélico para las empresas del sector, se traduce en la cancelación de pedidos. La moda es muy sensible a estos conflictos y se confiaba en 2022 como el año de la recuperación. El mercado ruso se ha resistido durante años para el calzado, en general; ha costado mucho entrar, teniendo, en muchas ocasiones que recurrir a distribuidores para poder colocar sus pedidos.

Asimismo, el incremento de los precios en general es otro de los efectos que se temen en el conjunto de los sectores productivos. No en vano, se prevé que se pueda producir una subida inflacionista sin precedentes y desde el sector calzado, las empresas temen que el conflicto bélico puede afectar gravemente a la fabricación y a la industria en general por la subida de la luz, el petróleo, el gas y de los combustibles.
Toda guerra tiene un impacto directo en los flujos de mercancía y de capital y eso coge de lleno, porque el calzado es un sector con una clara vocación exportadora.

Además, cabe estar atentos a lo que pueda suceder con la aplicación de las penalizaciones que la Unión Europea y Estados Unidos impongan a Rusia, pues van a ser muy duras para ellos, pero van a conllevar un impacto muy negativo en toda la economía en general. En este sentido, ya se están experimentando caídas de las bolsas y encarecimiento de precios, como ya decimos, de combustibles, energía eléctrica, gas petróleo o materias primas.
En cuanto a Rusia, las relaciones con clientes, hasta la fecha habían sido buenas, con pedidos en firme, pagos por adelantado, en según qué casos… , pero esa situación ha cambiado teniendo en cuenta que el rublo se ha devaluado un 50% y sin tener garantías de poder seguir realizando pagos, ante la imposibilidad de que puedan operar si se los aparta del sistema Swift. "Es normal que la "preocupación" esté instalada en el sector, pero hay que ser cautos…".

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